¿CÓMO PUEDO CONTRATAR UN BUEN ABOGADO Y CUÁNTO CUESTA?

  • Home
  • /
  • Blog
  • /
  • ¿CÓMO PUEDO CONTRATAR UN BUEN ABOGADO Y CUÁNTO CUESTA?

Hay momentos, como por ejemplo cuando sufrimos de daños a reclamar, en que necesitamos un abogado, más no sabemos cómo encontrarlo ni cuánto nos va a costar. Siendo lo peor que, los abogados tienen la fama de ser muy caros y que por ello, son inaccesibles para la gente común.

Los honorarios de los abogados, según se sabe, cuestan cientos de dólares por hora  y como su trabajo es muy laborioso, luego entonces, contratarlos nos puede llegar a costar miles y miles de dólares.

Recientemente, el New York Times, en sección especial del 25 de septiembre de este año, publicó a título de ejemplo, una supuesta conversación en la que un cliente le llama por teléfono a un abogado, para informarse: ¿Cuánto le cobra por hacerle tres preguntas? A lo que el abogado le responde, que $1,000 dólares. Frente a lo cual, el cliente le pregunta ¿qué no es muy caro? A lo que el abogado le contesta que sí, que efectivamente es mucho muy caro, para enseguida advertirle al cliente que: ¡Ya lleva usted dos preguntas, dígame ahora la tercera!

Cierto o falso y pese a ello, lo real es que, cuando se necesita un abogado hay que conseguirlo y además, hay que contratar a un buen abogado. Porque no hay nada más caro que perder un caso, dado que entonces se tiene que pagar al abogado propio, más las costas o cargos judiciales, además de que se pierde el asunto que se quería ganar, con todas las consecuencias de una derrota.

Para eso se debe saber que, las grandes y más prestigiadas firmas, son para los ricos, ya que por su tamaño, tienen que pensar en sí mismas,  o sea, en sus propios gastos y en los arreglos de bonos y honorarios que tienen con sus asociados y empleados. Por lo que entonces, sus clientes sienten que se les cobra mucho y se les trabaja poco, como de igual manera, en la actualidad, los abogados asociados y empleados piensan que en esos despachos se les hace trabajar mucho y se les paga poco.

Lo cual nos dirige a un tamaño muy diferente de firmas jurídicas. Mucho más pequeñas.  En donde uno puede ser atendido directamente por los abogados de la firma y no por asistentes o sea por jóvenes abogados, recién llegados y sin mayor experiencia, que sólo cuentan con el prestigio del despacho jurídico en el que trabajan, más no con un nombre y una reputación propia.

Hay que encontrar y contratar despachos pequeños, especializados en casos como el de uno, en vez de aquellos otros gigantescos, que atienden todo: desde campañas políticas, hasta reestructuraciones y adquisiciones de empresas; asuntos de gobierno; asambleas, inversiones, constituciones y administración de fideicomisos, divorcios, consultas y demás.

Los casos individuales, merecen la atención personalizada de abogados con experiencia y prestigio propio, en donde también uno como cliente tenga la opción de que pagar un porcentaje de lo que se obtenga.

Porque de esa manera, ambas partes se benefician, sin que ninguno perjudique al otro. Pues así, el cliente va a repartir su ganancia con quien le ayude a obtenerla y el abogado que lo atiende a uno, puede recibir una parte de los frutos de su trabajo, esto es, un buen porcentaje del pago a cargo del vencido, el cual se va a obtener gracias a un buen trabajo jurídico. Por lo que finalmente, el abogado puede ganar mucho más, que cuando trabaja ajeno al asunto, por hora y consulta, en forma despersonalizada, con costos inaccesibles para la gran mayoría.